Durante este puente he tenido ocasión de ver la que se ha considerado una de las películas europeas del año, la última de Michael Haneke, La Cinta Blanca. Sí, ya sé que voy con tres meses de retraso, pero como he estado allende los mares un tiempo necesitaré un par de meses para ponerme al día. Algunos de los que me conocéis sabéis ya que no soy precisamente un fan del director alemán. De hecho considero que es uno de los directores más sobrevalorados del panorama internacional, aunque si he de ser sincero está opinión mía se ha formado en base sólo a tres películas. En cualquier caso he de reconocer que La Cinta Blanca es la primera película de Haneke que realmente me ha gustado. Ahora bien, me parece que se queda muy lejos de la obra maestra que muchos críticos nos han querido vender.
La Cinta Blanca cuenta las historias paralelas de los habitantes de un pequeño pueblo alemán durante 1913-14, justo antes de la Primera Guerra Mundial. En dicho pueblo comienzan a ser atacados distintas personas sin que nadie acierte a encontrar al culpable o los culpables. Estos ataques servirán de detonante argumental para presentar al espectador las miserias personales de las diversas familias que conforman la comunidad.
Hay que advertir primero que para aquellos que no sean aficionados al cine europeo ésta no es desde luego la película por la que empezar. El ritmo es extremadamente pausado. Todo el filme está (impecablemente) rodado con largos planos de escaso movimiento. No creo que la película sufra en absoluto por ello, muy al contrario me parece un ritmo apropiado para lo que se cuenta. La cámara siempre permanece un par de segundos más frente a la imagen después de que la acción haya acabado, como si nos invitara a reflexionar un instante o a digerir lo que acabamos de ver u oír. En una de mis escenas favoritas toda la acción importante sucede al fondo tras una puerta de la que sale y entra uno de los niños protagonistas para traer a su severo padre los útiles con los que le aplicará el castigo. Sólo vemos esos movimientos del chico, mientras que la violencia física queda, como en la vida real, escondida tras una puerta cerrada. La factura técnica es, desde luego, intachable, desde el montaje a la preciosa fotografía en blanco y negro.
Pero donde la película se atasca, como en otras del mismo director, es en la conexión del espectador. Esto es en la desconexión que sufrimos. Los personajes están bien interpretados y definidos, pero la persistente manía de Haneke de ocultar forzadamente información al espectador hace que tomemos una distancia que impide que nos preocupen realmente los personajes, que vivamos intensamente situaciones que son, en muchos casos, realmente horrendas. Estoy casi convencido de que esa frialdad es intencionada, se nos muestran las cosas crudas, como son, pero desde fuera, con distancia. Eso hace que la historia tenga mucho menos impacto sobre el espectador. Desgraciadamente parece ésta una tendencia constante de la intelectualidad actual, viendo los (inmerecidos) halagos que reciben escritores como Cormac McCarthy por construir historias con un trasfondo que podría ser intensísimo consiguiendo hacer sentir al lector… absolutamente nada.
Por otro lado este subterfugio, ese intentar que el espectador no se entere de todo lo que pasa es algo que se ha convertido en un estilo propio en Haneke. El director alemán se ha empeñado aquí como en Caché (una película incluso más sobrevalorada que ésta) en presentar un misterio sin ofrecer una resolución absoluta (si bien en La Cinta Blanca se deja bastante clara la responsabilidad de los ataques). Esto no debería ser un problema per se, basta con pensar en obras maestras indiscutibles como Rashomon, que no nos dan una solución definitiva sino que nos dejan elegir por nosotros mismos. La diferencia entre la película de Kurosawa y Caché es que en aquella la historia es suficientemente intensa y los personajes nos mueven lo suficiente emocionalmente como para que la resolución realmente carezca de importancia. Es más, la no-resolución se convierte en la resolución. Pero en su película Haneke se contentaba con dejar hilos colgando sin más y sin ofrecer nada a cambio. Por suerte en La Cinta Blanca los hechos que nos cuentan son suficientemente interesantes y toman suficiente protagonismo como para que el misterio quede relegado a segundo plano sin que nos importe mucho. Es casi más una subtrama que realmente un hilo conductor. El resultado es por tanto bastante más redondo que en Caché.
Por último queda lo que podríamos llamar la intención analítica. Casi todos los críticos han coincidido en que La Cinta Blanca es una búsqueda de los orígenes del nazismo. En la película vemos como los niños no hacen sino poner en práctica lo que los adultos con su férrea disciplina les han inculcado. El distanciamiento entre las dos generaciones, la consideración del padre como figura autoritaria donde el amor apenas se puede concebir más que como motivo último de un dureza extrema en las enseñanzas, y sobre todo la aplicación de castigos que se consideran necesarios aunque haya una clara desproporción con el crimen, son caldo de cultivo ideal para futuros votantes nazis. Sin embargo ¿era esto exclusivo de la sociedad alemana? En mi opinión aunque la historia tenga lugar en Alemania y tengamos suficientes elementos idiosincráticos, la relación entre las dos generaciones no es suficientemente exclusiva de este país. Puedo imaginar que las relaciones padre-hijo (y similarmente las de señor-vasallo que se observa entre el barón y los aldeanos) de según qué clases sociales en aquella época podrían seguir patrones similares en toda Europa. Así pues, más que un comentario concreto sobre el sustrato sobre el que se alzó el nazismo, creo que la película abarca algo más amplio, una mirada bastante acusadora sobre las bases educativas y sociales en las que se sustenta una ideología totalitaria.
En resumen una película bien dirigida, con múltiples e interesantes lecturas pero que adolece de la incapacidad de invocar emociones en el espectador, de involucrarnos para sentir la película y no sólo pensar la película.
4 comentarios:
Ví esta película en los trailers típicos de youtube y la verdad, me gustó bastante por las miradas de los personajes y que era una película en blanco&negro.
Aún no la he visto, no te puedo decir pero la verdad, pinta estupendamente. Ya sabes que no tengo ni idea de inglés, me tengo que esperar a que la pongan en castellano jeje.
Gracias por analizar la peli, la verdad, ahora si que me has picado jajaja
No estoy seguro, pero creo que en los cines Paz aun la están poniendo en versión doblada.
Definitivamente, y es una pena, no he conseguido empatizar con la mayoría de los personajes. Sientes que lo que sucede son injusticias, castigos desproporcionados, abusos...pero en realidad no sientes pena por los que sufren.
A parte del profesor y la novia, que por su caracter, es muy facil simpatizar sólo uno de los niños nos muestra algo más alla de como se desarrolla su vida diaria, nos deja ver sus sentimientos
En general, aun con un ritmo lento no se hace larga y aunque yo no soy experta en absoluta me parece que está muy bien rodada
Este post me gusta mucho más Ismael, no se si te habrán servido para algo mis opiniones, pero el resultado lo veo más cercano a lo que hablamos.
Un saludo y sigue así gañan!
Javi.
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