viernes, 30 de octubre de 2009

Ridley Scott y el regreso de Alien

A estas alturas ya todo el mundo sabe que Ridley Scott prepara una precuela de Alien, el octavo pasajero. Por el momento no hay mucha información disponible, puesto que aun se está escribiendo el guión, pero leyendo la exclusiva que se publicó ayer en Empire Online me han venido a la cabeza un par de cosas que quería compartir.

La primera es lo poco que hace falta para considerar a algo como "noticia" y más aun "exclusiva". En el artículo apenas aparecen cinco frases del director inglés. Y sólo una de ellas contiene información relevante, en este caso que la película va a estar ambientada unos 30 años antes de la original que él mismo dirigió. Ya está, esa es la magnífica noticia exclusiva titulada “Ridley Scott habla sobre la precuela de Alien.” Sí, habla, pero bien poco. Soy consciente de que las cosas funcionan así pero no deja de sorprenderme y cualquier ocasión es buena para quejarse un poco.

La segunda tiene un poco más de miga y es en sí las sensaciones que me produce esta futura película. Tengo que confesar que soy un fan absoluto de las películas de Alien. Me encantan. Sí, inclusoResurrection. Bueno, vale, esa no me encanta, sólo me gusta (sí, sé que el monstruo del final es cutre, pero es que ¡Ripley es medio alien! ¿Se puede pedir más? ya, ya, un buen argumento y que Winona Ryder muera en el minuto 1, pero... ¿he mencionado que Ripley es medio alien?). Por supuesto no cuento las aberraciones de Alien vs Predator en la lista. Así pues, como comprenderéis la idea de una nueva película de la saga, y dirigida por uno de los creadores originales me atrae mucho. Salvo que esto no es del todo verdad. Sí, el director es Ridley Scott, pero no es el mismo Ridley Scott. Sé que es un tópico, pero en mi opinión es cierto que Ridley Scott no ha dado pie con bola desde Blade Runner (siendo American Gangster una pequeña excepción, aunque tampoco es ninguna obra maestra).

Aparte del director la película tiene muchas otras cosas en su contra. Para empezar la primera película era cine de terror, sin embargo a día de hoy Alien ya no da miedo. James Cameron comprendió perfectamente en su momento que la segunda vez el mismo monstruo ya no provoca el mismo pavor instintivo, de modo que transformó su secuela en una película de acción (en mi opinión una de las mejores películas de acción del cine moderno, donde todo funciona como un reloj suizo, incluso los clichés). Pero lo que Ridley Scott supo hacer bien en su momento ya no funcionaría. La tensión, el monstruo apenas visible, no sería efectivo porque todos sabemos ya cual es su aspecto y como se comporta.

Por otro lado todas las películas de Alien contaban con un valor seguro con nombre propio: Ellen Ripley/Sigourney Weaver. La precuela por descontado no puede tener a Ripley como protagonista puesto que la película original era su primer enfrentamiento con el xenomorfo. Haría falta un personaje igual de potente para hacer funcionar la historia, y eso plantea el siguiente problema. Se supone que lo que veíamos en la primera película era el primer contacto de los humanos con los alienígenas. De modo que la nueva película no podría tener protagonistas humanos, a no ser que haciendo una especie de retcon nos cuelen que la compañía Weiland-Yutani ya había estado antes en LV-426. Claro, que esto destrozaría las esperanzas de todos los fans (yo incluido) de ver el origen de la nave en la que se encuentran los huevos y delspace jockey. No obstante intentar cumplir con estas expectativas presentaría a su vez un nuevo problema aparte del hecho de no tener humanos con los que identificarse: los efectos especiales. Si tenemos que tratar con una raza y una cultura alienígenas al completo está claro que la película contendría una gran cantidad de efectos por ordenador. Quiero dejar claro que no tengo nada en contra de dichos efectos cuando se usan bien y ya se han usado antes en la saga (aunque con resultados discutibles), pero el volumen de la nueva película requeriría una carga de imágenes por ordenador muy grande, lo que le quitaría todo el realismo a la película. También puede ser que me equivoque e hicieran a los alienígenas nuevos con efectos físicos, pero me extrañaría que los productores le dieran tanta manga ancha a Ridley Scott. Un pequeño rayo de esperanza en todo este embrollo es ver como ha utilizado Scott los retoques digitales en la última versión deBlade Runner, pero claro, ahí partía de material preexistente.

En conclusión, sí, tengo una curiosidad enorme por ver si el señor Scott puede recuperar la magia perdida, pero tengo la impresión de que no va a ser nada fácil.

Lars von Trier (I): The element of crime (1984)


A raíz del estreno de Anticristo el pasado agosto, Holly me propuso hacer un ciclo personal de Lars von Trier, repasando una amplia parte de su filmografía. La idea me pareció estupenda así que en los próximos días/semanas subiré unos cuantos comentarios sobre el cine del director danés. Antes de empezar este ciclo sólo había visto 3 películas suyas (Europa, Dogville y Anticristo) y la primera temporada de Riget su famosa serie para televisión. Para que sepáis como tomaros mi opinión os digo que de momento el marcador está así:

Dogville. Interesante visual y argumentalmente, pero excesivamente larga y tediosa, me llegó a cansar y por ello no pude disfrutar tanto como debiera de su clímax.

Europa. Hasta el momento mi película favorita del director.

Anticristo. Me encantó. Me parece una película injustamente vilipendiada por parte de la crítica y por ciertos sectores moralistas.

Riget. Una serie sorprendentemente divertida. Aunque se vende como thriller, tiene más de comedia negra y mucha mala leche.

Volveré sobre estas cuatro en posteriores entradas y haré una crítica extensa sobre cada una de ellas. Como veis en general me ha gustado su cine, pero no me considero un fan incondicional. En cualquier caso me parece un personaje lo suficientemente relevante en el cine europeo de los últimos 20 años como para que cualquier cinéfilo se vea casi obligado a conocer su obra, aunque sólo sea para poder criticarle con todas las de la ley.

Pero basta de introducción. Empezamos, como es lógico, por el principio. The element of crime fue el primer largometraje que rodó, en 1984. Tengo entendido que, como en muchos casos cuando se trata de los primeros esfuerzos, el propio director no tiene a esta película en mucha estima. Y no es de extrañar. Hay un adjetivo que no me suele gustar a la hora de analizar una película, tanto si lo hago yo como si lo leo por parte de algún crítico profesional, pero en este caso define lo que es este filme: pretencioso. Es cierto que es algo de lo que se ha acusado a Lars von Trier en sus trabajos posteriores y más famosos, pero al menos en ellos ha conseguido un mejor equilibrio entre fondo y forma.

El argumento es bien sencillo, un detective vuelve de su retiro (forzoso) en El Cairo para encargarse de la investigación de unos asesinatos en serie. Para ello se basará en las enseñanzas de su maestro, explicadas en el libro El elemento del crimen, metiéndose cada vez más en la mente del asesino Harry Grey. La película se desarrolla en clave de cine negro, con todos sus tópicos: voz en off, estoico detective protagonista, femme fatales. Esto no es necesariamente un punto negativo cuando se sabe llevar bien o cuando se usa con clara intención irónica o autoreferente. De hecho el personaje del jefe del protagonista sí que funciona en tanto que parodia de sí mismo (imposible no sonreír cuando dice la topiquísima frase “esa es la diferencia entre tú y yo…”). Pero aquí el guión (firmado por el propio director y su compinche Neils Vorsel, del que sabréis más cuando os hable de Epidemic) se olvida de uno de los detalles importantes del cine negro clásico: la complejidad argumental (¿alguien es capaz de entender la trama de El sueño eterno? Si es así que me la explique, por favor). La historia es simplona hasta decir basta y aburridamente previsible, el final se ve venir desde la primera media hora.

Cualquiera podía darse cuenta de lo burda que resulta la historia o lo planos, hasta convertirse en meros clichés, que son los personajes, así que ¿qué pretendía Lars von Trier? Pues simplemente un ejercicio estilístico. Visualmente la película es impecable, a ratos incluso poética. Al parecer el director era en esta época seguidor de Tarkovski y pretendía copiar su estilo (aunque por suerte sus planos no son tan largos y aburridos como los del ruso). La cinta está rodada en un tono ocre, roto solamente por la luz azul de las televisiones y de algunas de las bombillas, dando un contraste soberbio. Además, como volveremos a ver múltiples veces a lo largo de su filmografía, Lars von Trier utiliza los animales como símbolo (con ejemplos claros en la reciente Anticristo y en el perro de Dogville) y aquí nos encontramos con constantes imágenes de caballos o mulos muertos. Por alguna razón los animales muertos siempre son una metáfora de algo y aquí pretenden elevar la película por encima de lo que realmente están contando, la definición exacta de “pretencioso”.

Pero si aun no me creéis tengo más argumentos. La película está ambientada en una Europa con claros signos de decadencia (genial la escena de los archivos completamente inundados), una Europa que no termina de ser la que conocemos, sino que parece situada en un futuro no muy lejano. Además, para añadir más simbolismo, todo el mundo habla de “Europa” sin especificar más, como si fuera un país único. Parece que von Trier nos quiere hacer llegar algún mensaje social, pero éste no llega a traspasar la pantalla, más allá de lo evidente (y esperable): si pasas demasiado tiempo persiguiendo a un monstruo te acabas convirtiendo en uno.

En definitiva un trabajo con todos los defectos de una primera obra y puede que alguno más, aunque apunta ya las buenas maneras estilísticas que el director desarrollaría posteriormente.

martes, 27 de octubre de 2009

El Imaginario del Doctor Parnassus (The Imaginarium of Doctor Parnassus, 2009)


El pasado viernes se estrenó en España la nueva película de Terry Gilliam, El imaginario del Doctor Parnassus. La cinta se hizo famosa cuando Heath Ledger murió sin haber finalizado el rodaje (otro caso más de la infame mala suerte de Gilliam). La solución pasó porque otros 3 actores famosos y amigos de Ledger (Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell) hicieran su papel en las escenas que faltaba por rodar.

El tan comentado personaje de Heath Ledger no aparece, sin embargo, como el protagonista que nos habían hecho creer que era, sino un personaje un poco destacado de un reparto casi coral, donde el verdadero protagonista es el propio doctor Parnassus. El actor se comporta de una manera bastante natural aunque es inevitable ver en un par de escenas resurgir los gestos del Joker que interpretó en El Caballero Oscuro. Entendiblemente los otros 3 actores toman su interpretación no desde sí mismos, sino partiendo de la interpretación del propio Ledger, con lo que resulta difícil ver lo positiva o negativa que puede resultar su influencia en la película. El que mayor peso tiene es el de Colin Farrell, debido al argumento, pero no me pareció especialmente convincente. Respecto a la transformación del personaje en sus otras 3 versiones ésta está justificada argumentalmente con cierto tino, pero es difícil deshacerse de la idea de que estamos ante una excusa argumental. Quizá habría funcionado perfectamente si la idea hubiera estado en el guión desde el principio, pero me temo que nunca lo sabremos.

Por su parte Christopher Plummer, a pesar de llevar el personaje titular y el mayor peso dramático del film, no tiene mucho que hacer con su parte, más allá de hacerse el borracho y estar preocupado por su hija. Lo cual no quiere decir que no lo haga con clase, pero se hecha en falta un poco más de miga.

La película en sí parece en principio un cuento moral, acerca del doctor Parnassus, que hizo un pacto con el diablo, Mr. Nick (Tom Waits, elección perfecta para el personaje). Ahora Mr. Nick vuelve para cobrarse su deuda. Sin embargo este Diablo no está escrito como un demonio al uso, sino que más que buscar engañar y hacer el mal no es más que alguien a quien le gusta jugar. En más de una ocasión le vemos pudiendo reclamar la victoria, pero dando más opciones a Parnassus, simplemente porque si gana definitivamente el juego se acaba. Esta forma un tanto original de entender el personaje es uno de los grandes aciertos de la película.

El funcionamiento del filme depende en gran medida de las fantasías creadas detrás del espejo, lugar de enfrentamiento entre Mr. Nick y Parnassus por las almas de los clientes del espectáculo de feria. Aquí la imaginación de Terry Gilliam nos ofrece de nuevo un espectáculo excesivo y hermoso. Si bien es cierto que la calidad de las animaciones y escenarios denotan el limitado presupuesto de la película, no estropean, en mi opinión, el resultado (aunque al salir de la sala escuché comentarios que indican que esta opinión puede no ser la mayoritaria…). Al fin y al cabo uno de los temas de la película es la imaginación, la necesidad de las historias, y un prerrequisito para entrar en las historias es un cierto grado de credulidad, de capacidad para obviar la falsedad de lo que nos cuentan.

Las escenas que suceden en el mundo real tienen lugar en un Londres sucio, oscuro, no en vano la primera secuencia acaba con el plano de unos vagabundos durmiendo en la calle. Ese es el mundo que vemos casi todo el rato y contrasta agudamente con las imágenes fantásticas. Pero también aquí nos encontramos con algunas buenas ideas visuales, como el inicio de la escena de presentación del personaje de Heath Ledger.

Por otro lado la historia tiene una cierta falta de foco. La trama deambula por el mencionado enfrentamiento sin mucha intensidad, dando algunos tumbos. Por suerte el final de la historia nos da un poco la vuelta al cuento moral y al final parece que las cosas no son tan blancas o negras. Ni Mr. Nick es tan malo (como ya hemos mencionado), ni Parnassus tan bueno, al fin y al cabo a él también le gustaban las apuestas con el Diablo. Al final el personaje de Verne Troyer le responde a una niña: “¿Y no lo tenéis con final feliz?” “Lo siento, no podemos garantizarlo”.

viernes, 23 de octubre de 2009

Ágora


Soy consciente de que es un poco tarde para esta crítica (la película lleva ya 2 semanas en cartelera) pero a la vista de los más 11 millones de euros recaudados ya y viendo la gran división de opiniones que ha generado parece claro que es la película del momento y aun es oportuno hablar de ella.

Me parece justo indicar primero mi posición previa a la película. La verdad es que, por muchos detractores que tenga (como siempre en este país, la proporción de detractores crece en relación directa al éxito de la persona) a mí siempre me ha gustado Amenábar. Quizá porque, como la mayoría de los jóvenes de este país, me he criado con el cine americano de género y en mi opinión está claro que éste es el cine que más ha influenciado a Amenábar; sólo hay que ver las referencias más o menos claras a Hitchcock o a Spielberg en sus películas y en sus entrevistas. Sus cuatro películas anteriores me habían convencido en mayor o menor medida. Cuando apareció Tesis fue como abrir las puertas a un modelo de cine que en España estaba bastante marginado y a día de hoy parece que empieza a salir adelante muy poco a poco.

Así pues fui a ver Ágora esperando disfrutarla. Quería disfrutarla. Y a decir verdad cuando salí del cine no estaba disgustado con la película, mi opinión era “está bien, pero…” Sin embargo a medida que pasan los días los peros van aumentando y me cuesta más ver la parte buena. En principio la historia es interesante y es algo que aun no nos habían contado en el cine. Se trata de la historia de la filósofa Hipatia y los últimos días de la biblioteca de Alejandría. De hecho cuando vemos la película la historia sigue pareciendo interesante y, sin embargo, no emociona. Y esto se debe a que está contada de una manera muy distante, fría, sin que realmente nos identifiquemos con ninguno de los personajes. Parece que en su lucha por mantener un punto de vista aparentemente neutral (que no lo es realmente) la película se aleja de cualquier subjetividad, colocándonos siempre en planos cenitales o insertando múltiples planos de la Tierra desde el espacio. Esto último, que podría parecer que no tiene sentido, creo que se hace con la intención de poner en perspectiva lo que estamos viendo, de situarlo en un contexto más amplio en el que pierde su sentido. Una vez más nos alejamos de la historia y perdemos contacto con el elemento humano. La idea no parecería mala, sería de hecho un interesante contrapunto, si tuviéramos unos buenos personajes. Pero no es así. Hipatia, interpretado por la estupenda Rachel Weisz es el único personaje que se salva, pero como resulta ser una persona fría no es suficiente. De hecho se puede llegar a plantear que la frialdad de la película es una forma de meternos en el punto de vista de ella, pero aunque fuera así no me parece excusa suficiente. La clave emocional de la película está evidentemente en el personaje del esclavo Davos. Él es el único que tiene un verdadero arco y cambia a lo largo del metraje. Pero el personaje está tan mal escrito que no nos creemos ninguna de sus acciones, especialmente la secuencia clave de la entrada de los cristianos en la biblioteca. Sin este anclaje emocional sobre el que realmente se sustenta la parte dramática de la trama, la película entera queda muy coja. Queda funcional solamente el trasfondo histórico y la intriga científica a la que se enfrenta Hipatia. La parte científica tiene interés para comprender un poco cómo se resolvían los misterios de la astronomía con los escasos medios de la época.

Lo más positivo es que la historia por sí misma es suficientemente interesante como para que la gente se interese por este período de historia tan poco conocido y lea un poco sobre el tema, aunque sólo sea en la wikipedia.

En definitiva me parece la película más floja del director, demostrando una vez más que más medios no significan mejor película. Parece que Amenábar se ha perdido un poco en el volumen de la historia y se ha olvidado de que la base de cualquier relato son los personajes.

No obstante alabo su valentía (y la de los productores) a la hora de afrontar una película de estas dimensiones sabiendo a ciencia cierta que no le basta con la recaudación en España por mucho éxito que tenga, sino que necesita triunfar en el resto de Europa y en Estados Unidos para poder recuperar los 50 millones de euros del presupuesto. Ya veremos como les sale la apuesta.

jueves, 22 de octubre de 2009

XII Festival Internacional de Cortometrajes La Boca del Lobo

Una pequeña nota rápida. Aunque la inauguración fue ayer, en realidad es hoy cuando arranca la proyección de cortos del Festival de Cortometrajes La Boca del Lobo, que se celebra en el local madrileño del mismo nombre. Desde hoy y hasta el próximo miércoles se proyectarán los cortos en 2 sesiones diarías (a las 20:30 y a las 22:30). El viernes 30 habrá una proyección especial de los cortos ganadores y el sábado será la fiesta de clausura.
Cada sesión cuesta 1 euro y 5 euros el bono para todas las sesiones (con un 10% de descuento para el bar). Además del concurso hay otras proyecciones y actividades que podéis consultar en la web oficial del certamen.
Es una buena oportunidad para los amantes de este tipo de cine que tan pocas ocasiones tenemos de ver.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Calificación X para Saw VI

Ayer el portal Aullidos nos daba la noticia: la nueva entrega de Saw, que debería estrenarse este viernes ha recibido la calificación X. Esto quiere decir que la película en principio deberá emitirse sólo en salas X, de las cuales quedan apenas un puñado en España. Básicamente esta decisión impide el estreno de la película en nuestro país o al menos sus posibilidades comerciales. Según la ley se califican como X las películas que contengan sexo explícito o apología de la violencia. Está claro que Saw VI entra en esta segunda categoría.

Mi relación con la saga Saw puede resumirse en 2 frases: vi la primera; me entretuvo. Fin. No obstante me parece un hecho suficientemente singular como para que merezca la pena ser comentado, además de que abre un interesante debate. A simple vista parece una decisión excesiva y que nos devuelve a la censura que creíamos en general desterrada. Es cierto que la película no se corta ni se prohíbe, pero el ministerio sabe perfectamente que esta decisión impedirá que la película sea vista por el público.

Por supuesto se podría entrar en el tema de si acaso es peor el sexo explícito que la violencia explícita y porqué el primero ha de relegarse a salas minoritarias y el segundo no. La clave está en el sistema de calificación español. Aquí la calificación de las películas es una mera recomendación, de modo que aunque una película sea para mayores de 18 años cualquier persona, hasta un niño, puede entrar a verla. En cambio en otros países (como EE.UU.) la calificación R indica que pueden verla mayores de 18 años y menores acompañados por adultos. Lejos de considerar el sistema americano como ideal (recordemos que allí la violencia no extrema merece una calificación para mayores de 13 mientras que cualquier escena de desnudo merece una para mayores de 18…) la idea no parece mala: los menores pueden ver cualquier película siempre que un adulto les dé permiso y pueda poner lo que ven en contexto (claro que ese adulto puede ser el hermano mayor que le diga: “mira como mola cuando le sacan las tripas a ese”; lo sé, si tuviera hermanos pequeños yo también lo haría…). El caso es que en España la única manera legal de evitar que los menores vean estas películas es clasificándolas X, lo cual parece una solución cuando menos radical. Lo que no sé, y si alguien tiene idea le agradecería que me lo contestará, es si un cine normal podría considerar una de sus salas como Sala X temporalmente para poder emitir estas películas o si todo el recinto debe tener ese estatus, ya que en ese caso sólo podrían emitir películas X (la ley sólo dice “salas” no sé si se referirá al recinto del cine o a la sala específica aunque tal como está escrita la ley me inclino por lo primero).

Pero dejémonos de teoría y entremos al trapo. ¿Está justificada la decisión en este caso concreto? Mi respuesta sería un rotundo no. Primero porque en general no estoy de acuerdo con que se prohíba el acceso a menores ya que en mi opinión el gobierno adquiere una función moral que no le corresponde; y por favor que nadie me ponga ejemplos que no vienen al caso, ya que aquí estamos hablando de violencia ficticia por muy reales que parezcan, no de escenas violentas reales como las que, por cierto, presenciamos todos los días en los telediarios. Y segundo por mero agravio comparativo, empezando con el ejemplo más evidente: ¿acaso las ni más ni menos que 5 películas anteriores hacían menos apología de la violencia? Porque recordemos que lo que se indica como motivo para clasificar X no es que la película contenga violencia extrema, sino que hace apología de ella (si fuera por violencia extrema sería aun más grave, también por comparación). Pero pongámonos más serios ¿no hacían apología de la violencia las películas de Charles Bronson? ¿Harry el sucio? Incluso alguien podría argumentar (y si la memoria no me falla algún crítico lo dijo en su momento) que El club de la lucha entraría en esa categoría. Entramos entonces en un terreno muy farragoso donde una vez más el gobierno se tiene que convertir en madre protectora y juzgar algo que es meramente subjetivo. ¿Hace apología de la violencia o meramente nos propone una idea para que nosotros juzguemos? El ministerio cree que tiene que defendernos de algo que podría hacernos pensar que está bien torturar y asesinar. Lo que el ministerio parece no saber es que nosotros sabemos diferenciar entre ficción y realidad. Y que si alguien ya piensa que la violencia es mala la película no le va a hacer cambiar de opinión.

“Pero, ¿y los niños? ¿es que nadie piensa en los niños?” Sí, señora Lovejoy, los niños son más impresionables, pero ellos también saben diferenciar entre realidad y ficción y además son los padres los que deben educar a los niños y evitar (o no) que vean esta películas. Hasta el momento y mientras no se demuestre lo contrario, ninguna película ha convertido a nadie en un psicópata.


Por si a alguien le interesa aquí están los links del Ministerio:

Calificaciones

Ley de regulación de salas especiales

martes, 20 de octubre de 2009

Declaración de intenciones

Empezaré con una nota quizá un poco pesimista: éste es el cuarto blog que comienzo y ya no actualizo ninguno de los anteriores. Uno de ellos porque perdió el sentido, otro porque trataba sobre eventos de mi vida que ya finalizaron (aunque me gustaría acabar algún día con una entrada de despedida) y otro porque era un blog literario y ni mi ritmo de lectura ni de escritura me permitían publicar muy a menudo, aunque eso unido a mi vagancia hacían que publicara concretamente cero. Así pues comienzo esta nueva aventura con precaución. No obstante algo es distinto en esta ocasión. Quien me conoce sabe que soy un cinéfilo empedernido y un ávido coleccionista de DVDs (además de experto colocador de adjetivos tópicos), y de eso va a tratar este blog, de cine. Siendo como es ésta mi mayor afición, espero poder actualizar más a menudo, aunque sólo sea porque es mi tema preferido de conversación y por tanto siempre tengo algo que decir (por idiota que sea ese algo).

Y si algo me caracteriza en mi pasión por el cine es mi pasión por todo tipo de cine, desde la serie B gamberra hasta el indie pasando por el cine mudo. Así que este blog vendrá a cubrir ese pequeño nicho quizá un poco difícil de encontrar en la blogosfera actual de hablar de cine sin distinción de épocas o géneros, aunque por supuesto me centraré más en la actualidad.

En anteriores esfuerzos pedía colaboradores desde el principio, pero esta vez no lo haré. Primero quiero demostrarme a mí mismo (y a esos posibles colaboradores que saben perfectamente quienes son) que puedo mantener un blog y no caer en la desidia en menos de un mes. Veremos.